Guardaparques monitorean petreles en Santa Cruz

En total se registraron 646 nidos en las 10 colonias monitoreadas en la isla.
El Ministerio de Ambiente (MAE), a través de la Dirección del Parque Nacional Galápagos, durante el mes de octubre realizó un monitoreo de petreles de Galápagos en las 10 colonias identificadas en la isla Santa Cruz, y ejecutó acciones de control de especies introducidas como roedores y plantas en los alrededores de las colonias de anidación, a fin de proteger los pichones.
Hasta el momento, se han monitoreado 646 nidos, de los cuales 382 se encontraban con pichones próximos a volar, 107 nidos estaban con rastros de actividad y 132 sin rastros de actividad y los demás son nidos con parejas, adultos y unos pocos destruidos por condiciones naturales (derumbes).
El petrel de Galápagos (Pterodroma phaeopygia) es un ave marina endémica, que anida en las zona húmeda de las islas altas del archipiélago como Santa Cruz, Isabela, San Cristóbal, Santiago y Floreana. Es de hábitos nocturnos, se alimenta de pequeños cefalópodos, peces y crustáceos. Se tiene conocimiento que se desplazan hacia el Sur hasta 2 000 kilómetros de las colonias para alimentarse, pero no se ha determinado la existencia de poblaciones en otras islas. Cada año regresan al mismo nido a poner un solo huevo y durante toda su vida tienen una sola pareja. Construyen sus nidos en grietas o túneles cavados por ellos, de hasta 1,5 metros de profundidad.
Para el monitoreo, los guardaparques recorren cada nido previamente identificado y revisando el interior con una linterna de baja potencia para registrar los datos del interior del nido. En caso de no ser posible visualizar el interior del nido por la irregularidad del terreno, los guardaparques usan un brote tierno de árbol y lo introducen en el nido hasta tocar al ave. Si el brote es picoteado es porque existe un ave adulta en el nido, seguramente con huevo; pero si existe un pichón el brote regresa con pelusillas.
En noviembre, comienza la época en la que los petreles juveniles abandonan el nido porque están lo suficientemente fuertes para volar y alimentarse por sí solos. Durante este período los guardaparques empiezan la etapa de anillado de petreles, que consiste en colocar un diminuto anillo de acero con un código, en la pata derecha de los petreles juveniles a fin de conocer en futuras recapturas, si existe intercambio entre las poblaciones de las diferentes islas en las que anidan. Hasta el momento no se ha comprobado que esto suceda.