Solo 5% de animales silvestres decomisados pueden volver a su hábitat

La tenencia ilegal de estas especies impide el normal desarrollo de su vida.

En lo que va del año, el Ministerio del Ambiente (MAE), a través del Departamento de Vida Silvestre de la Dirección Provincial del Azuay, ha decomisado y rescatado a más de 40 ejemplares de fauna silvestre. Sin embargo, pese a los esfuerzos de esta Cartera de Estado, la mayoría de esos especímenes no podrá volver a su entorno, impidiendo que cumplan con el ciclo natural.

Un claro ejemplo de lo expuesto, es el caso ocurrido el pasado miércoles 15 abril. Ese día funcionarios del MAE recibieron una llamada telefónica, como la mayoría de denuncias de ese tipo, alertando sobre la presencia de un guacamayo (Ara ararauna), cuatro loras cabeza roja (Aratinga erythrogenid) y una cabeciazul (Pionus Menstruus), en un lugar de acopio de material metálico para el recliclaje, en la ciudad de Cuenca.

Con el equipo adecuado que incluye jaulas de traslado, redes y guantes, el biólogo Fernando Juela, responsable de Vida Silvestre, se movilizó hacia el lugar para realizar una inspección, notificar a quienes tenían a las aves y posteriormente, decomisarlas y llevarlas a uno de los centros autorizados para tenencia de esas especies.

En el taller, se encontró a las aves sueltas. Según los dueños del lugar, esos ejemplares fueron comprados en el ciudad del Puyo. En primera instancia, se negaron entregarlos, aduciendo que son mejor tratados en su casa porque no están enjaulados. Juela explicó que, pese a que, se ha creado un vínculo entre las personas y los animales, lo adecuado era cumplir con lo que establecen la normativa ambiental vigente.

“En este sentido existen dos cuestiones. Primero, es difícil separar a los animales de sus dueños. Puede que sean cuidados y reciban cariño, pero no es justo con ellos. Si los dejamos, estamos dando el mensaje equivocado. Aunque para nosotros es complicado presenciar la tristeza que sienten, tenemos que llevarlos. De lo contrario, fomentaríamos la comercialización de este tipo de especímenes, que no son mascotas”, indicó.

Asimismo, explicó que para los animales en un trauma triple. “Son sacados violentamente de sus hábitats, son trasladados a sitios extraños para ellos, se les quita el derecho a vivir en la naturaleza. Luego, cuando tienen un hogar, son personalizados, les dan nombres, se crean vínculos de afecto con los dueños. Finalmente, también se les retira de ahí y se les traslada a cetros de tenencia donde son cuidados y alimentados de la mejor manera. Sin embargo, la mayoría no puede volver a la naturaleza porque han perdido las características de las que estaban provistos para sobrevivir. Pero es lo correcto, si no lo hacemos, impulsamos a que estas actividades ilegales continúan y hasta se fortalezcan”.

Luego de recibir esta charla, los dueños accedieron y entregaron a las aves. Con tristeza se despedían de “Edu”, como nombraron al guacamayo que vivió con ellos alrededor de cuatro años, y de las otras loras. El biólogo los llevó al centro de tenencia Banco Central. En el lugar, permanecerán en cuarentena para evaluar su estado de salud.

“El caso del guacamayo es complejo. Estas aves son monógamas. Es decir, tienen una sola pareja en toda la vida. Lo más probable es que para este ejemplar no exista esa oportunidad.

En ese sitio, además de decenas de aves como loras, águilas y guacamayos, tucanes, etc., llegan algunos mamíferos. Entre ellos, monos, cuchucos y cusumbos. “Todos están en evaluación médica. Es posible que no hayan recibido la alimentación adecuada y tengan ciertas deficiencias, señaló el encargo de recibir a los animales”.

En la provincia del Azuay, 50% de los decomisos corresponden a aves, 25% a reptiles y el 25% restante a mamíferos. Dentro de los últimos, los más comunes son monos, pero en estos cinco meses, se han rescatado a dos tigrillos. Uno de ellos, de la rara especie Margay (Leopardus wiedii) no soportó los efectos del alto grado de deshidratación y desnutrición que tenía cuando fue encontrado y murió días después de llegar al centro. El otro (L. pardalis) se desarrolla con buena salud en el Zoológico de Amaru.

Éste, fue decomisado de una casa en la que vivía como mascota. Al parecer, llegó cuando era cachorro y hasta la etapa juvenil que ha alcanzado hasta el momento, fue criado como un animal doméstico. Cuando el MAE inspeccionó, estaba encadenado, comiendo trozos de carne de res. El animal no es agresivo, se deja tocar con facilidad. Lo más probable es que no vuelva a su entorno porque  ha perdido algunas facultades de sobrevivencia natural.

Esta Cartera de Estado presentó una denuncia particular ante la Fiscalía contra el presunto dueño. Ello porque, además, en esa vivienda, se encontraron cráneos de venado macho y de tiburones, caparazones de armadillos, un caimán, un perezoso un raposo y un águila arpia, disecados, una serpiente en frasco de vidrio y pieles de varias especies. Algunos de estos animales están registrados en el Lista Roja de especies de Ecuador y en los Apéndices de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), debido a que están expuestos a la extinción.

Esteban Torracchi, Director Provincial Ambiental del Azuay, informó que durante todo el año, este Ministerio realiza contantes inspecciones en ferias donde se comercializan a estos animales, atiende todas las denuncias que recibe (verbales o por escrito) y, además, de forma paralela, imparte clases de Educación Ambiental en escuelas, colegios y zonas de influencia. “Sabemos que este problema se contrarresta con los decomisos, por una parte. Sin embargo, la concienciación es fundamental y primordial. La población debe entender que respetar y querer a los animales silvestres no es llevarlos a sus casas y tratarlos “bien”, sino dejarlos en la naturaleza”.

El programa de Educación Ambiental se desarrolla durante todo el año. Además de animales, se trata el tema de flora. En una rueda de prensa realizada el pasado 29 de abril, la Ministra del Ambiente, Lorena Tapia, expresó que “para obtener resultados positivos en ese sentido, la ciudadanía debe identificarse y empoderarse del patrimonio natural del Ecuador para protegerlo. El trabajo conjunto es la única forma con la que esta Institución podrá garantiza el respeto a la vida de todos los seres vivos y del ambiente, siguiente los lineamientos del Buen Vivir y cumpliendo con la voluntad nacional expresada en la Constitución Política”.

 


 

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